miércoles, 26 de junio de 2013

El camino al éxito.

Una vez mas, os traigo otro relato de mi querida Lucía. Es realmente especial para mi porque solo ella sabe expresar y comprender mis sentimientos.
Espero que lo disfrutéis tanto como yo.

Llegamos al tablón del instituto, ese en el que ponían todos los anuncios durante el curso. Ese día no había anuncios ni nada parecido, todo era más serio. Mil papeles hacían una especie de mosaico clavados en aquel trozo de corcho, mil papeles de los que dependía mi futuro. 

Me acerqué temblorosa, busqué mi nombre en las largas listas, allí estaba, lo seguí con mi dedo hasta la nota final, me paré en seco y me lleve la mano a la boca. Había conseguido la nota para mi carrera con un gran margen, todo mi esfuerzo había dado fruto, realmente habían merecido la pena todos esos días y noches de estudio. Salí de la sala y cogí mi móvil sin saber aún a quien llamar, miré por la 'M', 'Mika' apareció en la agenda de mi teléfono. Pulsé el botón verde y le dije: 'Hola'. Me respondió lo mismo, pero sentí su voz mas real de lo que me podía ofrecer una llamada, se cortó y un pitido quedó sonando sin otra respuesta. Me giré mirando la pantalla, levanté la cabeza y allí estaba la persona a la que acababa de llamar, sí, era Mika, mi amigo de la infancia. Había venido desde Inglaterra sólo porque sabía lo importante que era este día para mí. Otra vez me llevé las manos a la cara y di unos ridículos saltos de alegría, solté la chaqueta y dejé el bolso en el suelo para ir corriendo hacia él. Nos separaban unos pocos metros así que tardé un poco en llegar, le abracé. Se paró el tiempo, sólo le había saludado después de tantos años sin vernos y con ese abrazo sobraba cualquier palabra. Como de costumbre mi cabeza me llegaba a la altura de su pecho, mis brazos rodeaban su espalda  él, ligeramente agachado, hacía lo mismo, me apretaba contra él con fuerza. Se acercó a mi oído: 'Estoy realmente orgulloso de ti. Recuerda, ahora toca empezar una vida nueva'. Sabía que estaba sonriendo, ambos lo estábamos haciendo. Él sabía todo lo que había soñado ese momento, al menos con conseguir algo que me abriese las puertas al mundo que había soñado, me acompañó en esos tiempos en los que la gente no creía en mí, no confiaba en mi capacidad de superación. Mika era el único que me aguantaba en las tardes en su casa llorando, hasta que acabábamos dibujando en esa grande pared nuestra historia. El ya había empezado hacía unos años, la música le estaba llevando al éxito. Yo cada vez lo tenía más cerca, y aunque sólo acabase de empezar sabía que si él me acompañaba podría superar todos esos obstáculos que se me vinieran encima, porque para algo dicen que existen los amigos, ¿no?

Para concluir, Lucía tiene un blog donde cuelga unos relatos geniales que todos deberíais leer: http://ladyholbrook.blogspot.com.es/

Ah, Lusio, te quiero mucho, y lo sabes.

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