viernes, 15 de febrero de 2013

Para Siempre.

Este relato que voy a publicar a continuación, es un regalo que me ha hecho una de las personas que mas quiero en este mundo, mi amiga Lucía. 
Jamás me habían hecho algo tan bonito, así que espero que lo disfrutéis tanto como yo.
Y a ti, mi querida Lu, quiero que estos 42 días pasen muy rápido para poder abrazarte. Te quiero.


"Para siempre"

Me había quedado hasta tarde preparando el discurso sobre mis últimos años como arqueóloga. Al parecer me dormí sobre la mesa, pero el vino, me llevó a la cama y me arropó. Al despertar, yo era la única sobre el colchón, por lo que decidí levantarme. Fui a la cocina a por algo para desayunar y después hasta el salón. Vi a Mika en mi mesa de estudio, me acerqué sigilosamente y le abracé por su espalda. Podía verle de perfil, iluminado por la tenue luz de la mañana. 
Era el momento perfecto para unos besos en el cuello, en esos adorables lunares. A todo esto me sonrió y empezó a jugar con mi flequillo rosa. Me senté sobre sus rodillas y dejé caer mi cabeza en su hombre. Sus  manos comenzaron a dibujar nuestra historia. Estaba reflejando todo en aquella hoja de papel: desde el primer beso en mi primera conferencia para los de segundo de carrera, hasta el día que nos mudamos y decidimos traer su piano a lo que sería nuestro hogar.
Al rato me di la vuelta y me volví a sentar sobre él, pero esta vez mirando hacia sus ojos. Me acarició el pelo y me dio un beso en la frente. Le dije: "Mi vida no podría estar más completa ahora mismo"; a lo que el me respondió con un "creo que debería ser yo quién dijese eso. Pero no te preocupes, que ese "Ahora" se convertirá en un "Para siempre", te lo prometo. Te quiero tanto..." no dejé que acabara la frase para besarle de nuevo, al mismo tiempo que me caía una lágrima cargada de felicidad por mi mejilla derecha y cerraba los ojos intentando que ese momento no acabase nunca.
Como no podía ser de otra forma, nos fuimos hasta la habitación, y me tumbó en la cama. De nuevo aparecieron los besos y caricias. Ambos acabamos sin ropa al cabo de unos minutos.
Fue Mika quién quiso llevar el ritmo durante la mayoría del tiempo, pero una de esas veces conseguí ponerme sobre él y tomar el mando.
Inclinó su cabeza hacia atrás y soltó un fuerte gemido de placer. No tardé mucho más en hacer lo mismo, y me di cuenta de que aún podía ser mejor cuando fue su boca la que desempeñó el papel protagonista.
Transcurrió una noche muy cálida, en la que las sábanas se quedaron arrugadas y llenas de pasión.
Al despertar, esa mañana fui yo la primera en levantarme. Le preparé el desayuno y se lo llevé a la cama junto con el dibujo que había hecho la noche anterior. Al entrar en la habitación le desperté con un suave "Buenos días", cuando se incorporó me senté sobre sus piernas y le susurré: "Para siempre". De esa forma la habitación se iluminó por completo. Tras un largo rato abrazados, entonces no nos quedaría mas remedio que regresar a la rutina de cada día.


martes, 5 de febrero de 2013

5.

¿Recuerdas cuando dijiste que siempre estarías ahí conmigo?

No lo has hecho.
Ahora solo soy un viejo recuerdo guardado en un cajón lleno de polvo.

Y como costumbre, tengo lo único y lo que siempre he tenido, a el, mi ídolo. El que nunca me abandona.