lunes, 22 de octubre de 2012

Epílogo, por Amelia Williams.

Hola viejo amigo.
Y aquí estamos, tu y yo, en la última página.
Para cuando leas estas palabras, hará tiempo que Rory y yo nos habremos ido.
Así que sepas que vivimos bien, y fuimos muy felices.Y por encima de todo, que siempre te querremos.
Sin embargo, algunas veces me preocupo por tí. Creo que una vez que nos hayamos ido, no regresarás por un tiempo, y que puede que estés solo, lo que nunca deberías estar.
No estés solo, Doctor.
Y haz una cosa mas por mi. Hay una niña pequeña esperando en un jardín. Va a esperar un rato, así que va a necesitar mucha esperanza. Ve con ella, cuéntale una historia.
Dile que si tiene paciencia, nunca olvidará los días que están por llegar. Dile que irá al océano, y que luchará con piratas. Se enamorará de un hombre que esperará 2.000 años para mantenerla a salvo. Cuéntale que le dará esperanza al mejor pintor que ha habido jamás y salvará a una ballena en el espacio exterior.
Cuéntale que esta es la historia de Amelia Pond.
Y así es como termina.



domingo, 21 de octubre de 2012

Only thing I know is you're the origin of love.


Era una lluviosa tarde de verano en Londres, me encontraba en mi piso, dando tumbos de arriba para abajo, mordiéndome las uñas, peinándome una y otra vez, tenía que estar perfecto, por fin iba a verle después de un mes. Le echaba muchísimo de menos, sus caricias, sus besos y esa gran sonrisa. 
Después de una hora de nervios sonó el timbre, fui corriendo a abrir la puerta, y ahí estaba el, tan guapo como siempre, rápidamente me eche a sus brazos, me apretó muy fuerte, echaba tanto de menos esa sensación, cada vez que me abrazaba sentía como si todo mi alrededor se parara y no importara nada mas, todos los problemas se me olvidaban, todas esas tardes que pase solo, esperando a que volviera, echándole de menos no me importaban, porque le tenia conmigo. 
Entonces, dejo de abrazarme, y entramos en casa, no dejaba de mirarme, ni yo a el, le cogía de la mano fuertemente y el tiro de mi hacia el, hasta que sus labios rozaban los míos.
 -Te he echado de menos.- Me susurro al oído, y en ese instante, sus labios y los míos se unieron, pasionalmente, mis manos se enredaban en su pelo, mientras el me agarraba de la cintura, y así hasta llegar a mi habitación, le tumbé en la cama, y empecé a desnudarle poco a poco, y a besar cada parte de su cuerpo. Hicimos el amor como nunca, nos habíamos compenetrado, habíamos sido uno. Le amaba, mas que a nadie, y el a mi. 
Estábamos uno frente al otro, desnudos, frente contra frente, acariciándonos, no hacían falta palabras, nuestras miradas ya lo decían todo. Me acerque mas a el, hasta que nuestras piernas se entrelazaron, y le abrace.
-No me dejes nunca, por favor.- Le dije.
-Jamás.- Me respondió, mientras acariciaba mi pelo.
Y así, abrazados, permanecimos hasta que no podíamos mas, y nuestros ojos se cerraron poco a poco, hasta caer en el sueño.