lunes, 2 de enero de 2012

La solitaria Lunnaris.

Lunnaris abrió los ojos, estaba sola, sin nada a su alrededor, todo era oscuro. Sintió como volvía a ella ese vacío, acompañado de esa incertidumbre que tanto le aterraba.
Día tras día bagaba de arriba a abajo buscando una respuesta a todo lo que le pasaba, pero no conseguía encontrarla.
¡¿Qué podía hacer?! Su vida ya no tenía sentido, nada lo tenía en aquel lugar, que ni tan siquiera podía ver. Hasta que un día se rindió, dejó de buscar esa respuesta, cerró sus ojos, esperando a que alguien le sacara de ese pozo sin fondo.
Pero nunca llegó, y Lunnaris no volvió a abrir sus ojos jamás.